Hace muchos, muchos
años al norte de Inglaterra el Rey y sus hombres vivían en palacio rodeados de
grandes lujos, sin importarles que su pueblo pasara hambre y miseria.
La gente intentaba
sobrevivir con lo poco que recogían cultivando el campo y el poco ganado que
tenían algunos.
También tenían que
pagar impuestos al rey y a veces no les quedaba nada que comer, no podían
ayudarse entre los vecinos porque vivir allí era difícil para todos.
Un día llego al pueblo
un hombre y se quedó a vivir allí, cazaba de maravilla con el arco y las
flechas. Solía salir a cazar de madrugada para que la gente del rey no le
viera.
Un día había cazado
varias piezas y regresaba a su casa cuando se encontró a una anciana frente a
una pequeña cabaña. Al preguntarla que era lo que hacía en aquel lugar la
anciana respondió –No pude pagar los impuestos y el rey me ha echado de mi
casa.
El cazador la dio todas
las piezas cazadas que llevaba para que pudiera pagar la deuda y volver a su
casa. La anciana le dijo- Tu bondad se verá recompensada cuando lo necesites, aquí tienes una amistad.
Pasados algunos días
volvió a salir de caza y cuando volvía con las piezas vio a un pobre y viejo
campesino sin fuerzas para guiar a un viejo caballo arando el campo.
El cazador le dio
varias de las piezas cazadas para que las vendiera a cambio de lo que
necesitase y también para que comiera alguna de ellas. El campesino le dijo –Tu
bondad se verá recompensada cuando lo necesites, aquí tienes una amistad.
Unos días después de
aquello, volvió a salir a cazar al bosque y de vuelta vio a un hombre atado,
sentado a los pies de un árbol.
El joven le dijo que
era propiedad de un señor el cual cuando no cumplía bien con su trabajo le
castigaba de aquella manera y hasta que no pagase su deuda no sería libre de
él.
El cazador se fue a
casa del señor, pagó la deuda con la caza del día, volvió hasta el árbol y le
desató. El joven le dijo –Tu bondad se verá recompensada cuando lo necesites,
aquí tienes una amistad.
Durante algún tiempo
las cosas fueron sucediendo igual con las gentes del pueblo.
Una madrugada cuando
apenas había cazado tres piezas, la guardia del rey se presentó en su casa y le
llevaron a palacio ante el rey para ser castigado.
El Rey le dijo –Nadie
puede entrar en mi bosque, ni cazar sin mi permiso.
El cazador le respondió
que lo hacía para poder vivir y para ayudar a sobrevivir a su pueblo que vivía
en la pobreza.
El Rey se enfadó mucho
por el reproche del cazador y ordenó que le metieran al calabozo de por vida
pero que antes pidiese su última voluntad.
Pidió que le dejaran despedirse
de sus amigos. Extrañado el Rey por la petición tan rara que había hecho se la
concedió. Mandó a sus hombres que le acompañaran y que luego le contaran lo
sucedido.
Primero fue a casa de
la anciana, le contó lo sucedido y la anciana se fue con él.
Luego fueron a casa del
campesino, le contó lo sucedido y el campesino se fue con ellos.
Después llegaron a casa
del joven, le contó lo sucedido y se fue con ellos.
Y así fue pasando
durante todas las visitas a todos los que había ayudado.
Cuando llegaron al
castillo había casi veinte personas acompañando al cazador y el Rey no entendía
nada.
Sus hombres le contaron
lo sucedido. El Rey les pidió a los que le acompañaban que le dijeran las últimas
palabras, entonces la anciana le dijo -Yo daré lo que me queda de vida a cambio
de su libertad.
El campesino le dijo
–Yo daré mi viejo y único caballo a cambio de su libertad.
El joven le dijo –Yo le
serviré a usted durante toda mi vida a cambio de su libertad.
Y fue pasando igual
cuando todos iban hablando.
El Rey se conmovió con
las palabras de todos ellos, gentes que no tenían nada pero ofrecían todo y pensó
como podía solucionar el problema para ayudar de alguna manera al pueblo, pero
que se respetara su autoridad y sus leyes.
Gracias a todos sus
amigos, el cazador quedó en libertad y poco después fue nombrado “Cazador Real”.
El cazador desde entonces, pudo entrar
al bosque a cazar para el Rey y a la vez ayudar a sus buenos amigos siempre que
lo necesitasen.
Estos dibujos mostrados a continuación han sido realizados por niños de 6º de primaria después de leer el cuento.
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